Hacia Ítaca IV (el regreso)
Si algunas vidas forman un circulo perfecto otras van evolucionando en formas que no podemos predecir y siempre comprender.He regresado a Ítaca después de 18 años de travesía
pero no encontré a mi Penélope.Las perdidas han sido parte de mi viaje pero también me han enseñado lo que es más apreciado igual que un amor por el que solo puedo estar agradecido pues me dio fuerza para realizar esta larga travesía. (Mensaje en una botella)
En compañía de Teima,( ninfa de la montaña) el invierno no se hace eterno.
Ella me enseño amar su montaña mágica(Trives)
pero al entrar la primavera me pidió que partiera,que regresara a Ítaca.
Me hizo beber agua del manantial donde se baña la Aurora y me dejó partir.
Recuperé el odre que me regaló Eolo con los vientos portantes y doblé por fin el cabo del Fin del Mundo(Finisterre).
En la bruma reconocí la isla de Calipso que me prometiera inmortalidad por mi amor y al alba sorteé las rocas errantes donde estaba Circe calmando sus terribles remolinos.
Mediado el mes de Julio después de dos meses de vientos propicios Poseidón se acordó de mi agitando las aguas llevándome a la perdición.
Lloré como un niño asustado por la oscuridad y pedí cobijo a la Virgen del Carmen quien me acompaño toda la noche iluminando la mar.
Amaneció por fin y divisé la luz asustada del faro,lloré y me acordé de ti.Enfilé la boca de la ría y lloré de nuevo...había regresado a Ítaca.
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